viernes, 27 de septiembre de 2013

Universidad y empleo

Que el mercado laboral no es lo que era hace un par de años ya no es noticia ni sorprende a nadie. La evolución vertiginosa del contexto actual provoca nuevos hábitos que nos obligan no sólo a reciclarnos, sino a cambiar drásticamente nuestras creencias y comportamientos. Ahora bien, ¿la Universidad está evolucionando de la misma forma?.

Universidad y empleo
Fuente CC: Deb Stgo

Durante muchos años se ha considerado (y se sigue haciendo) que el tener una carrera universitaria abría casi automáticamente las puertas al mercado laboral (de hecho, ese suele ser el reclamo para conseguir nuevas matrículas), poniéndonos en una situación de ventaja frente a aquellos que elegían otras modalidades de estudio (muchos nos acordamos de la mala fama que ha tenido históricamente la formación profesional), o que incluso decidían no hacerlo. Porque estudiar una carrera durante varios años se supone (o eso es lo que nos venden) que nos prepara profundamente para acometer con éxito nuestro devenir profesional. Todos esos años suponen una gran inversión de tiempo, dinero y esfuerzo, en los que se nos proporciona una auténtica avalancha de contenidos, tratando de 'dominarlos' lo mejor posible con la esperanza de que eso nos pueda ayudar en el futuro.

Ahora bien, ¿realmente nos han preparado para conseguir un empleo?. No me refiero a que nos hayan enseñado las materias que podremos usar posteriormente en el mundo de la empresa (al menos para aquellos que consigan trabajar en lo que han estudiado), sino a si realmente somos capaces de incorporarnos con el suficiente éxito al mercado laboral. Porque ya no vale con tener buenas notas para conseguir un empleo, e incluso el responsable de RRHH de Google se atreve a afirmar categóricamente que el expediente académico no sirve para nada.

Entonces, ¿qué es lo que está fallando?. Tradicionalmente, la conexión entre Universidad y empleo se ha facilitado gracias a los departamentos de Salidas Profesionales, cuya función básicamente consiste en proporcionar una primera incorporación laboral, fundamentalmente como becarios, a aquellos estudiantes en los últimos años. Hasta aquí bien, aunque todos aquellos que no tuvieran esa oportunidad, no les quede más remedio cuando acaben la carrera, que buscarse la vida lo mejor posible para tratar de obtener un empleo relacionado con sus estudios. Ahora bien, pronto se dan cuenta de que las empresas o bien no necesitan esos perfiles o bien demandan una experiencia que lógicamente los estudiantes no tienen.

Es decir, nos encontramos con personas que han invertido varios años de su vida formándose, sin tener ninguna relación con el mundo de la empresa, lo que les origina un gran problema de acceso al mercado laboral, puesto que no cuentan con nada que les puede diferenciar entre tantos recién graduados.

Me parece necesaria una adecuación de los contenidos de la Universidad (y del sector de la educación en general), para ofrecer materias específicas a los estudiantes, que les ayuden no sólo a conocer realmente cómo está el mercado laboral y cuáles son las profesiones más demandadas ahora y en el futuro, sino también que les preparen específicamente para que puedan desarrollar su marca personal lo máximo posible, para que puedan ir posicionando sus valores y competencias, mucho antes de que puedan finalizar sus estudios.

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Hasta mañana.


8 comentarios:

Gustavo Higueras Nieto dijo...

¡¡Buenos días Miguel Ángel!! Pues por lo que me cuenta mi hija, me parece que esto va a seguir así durante muchos más años. Saludos.

Unknown dijo...

Hola Miguel Angel:
Como sabes, yo tengo cierta vinculación con la universidad con lo que algo conozco de cómo está el asunto.
Voy a tratar de dar mi punto de vista desde mi propia experiencia:
Creo que lo que falla entre la Universidad y la empresa son dos cuestiones.
Por un lado el tema de los contenidos, que no se ajustan a la realidad del mercado laboral hoy en día.
Recuerdo cuando hice la carrera de derecho, lo poco que me ha servido la indigestión de textos y códigos que me pegué. Parecía más un papagallo que otra cosa.
La segunda cuestión es la falta de práctica de las llamadas habilidades soft; es decir habilidades que son fundamentales para el mercado de trabajo como es la adpatabilidad, la orientación a resultados, inteligencia emocional, habilidades de comunicación( o competencias transversales).
Creo que eso es la raíz de la gran fractura que existe entre empresa y universidad.

Saludos

Unknown dijo...

Hola Gustavo!. Esperemos que esto vaya cambiando poco a poco.

Unknown dijo...

Hola Isabel, gracias por compartir con nosotr@s tu cualificada opinión.

Unknown dijo...

Buenas tardes!

Desde mi óptica (Mondragon Unibertsitatea) veo que en mi entorno los estudiantes universitarios se encuentran desde primer curso en constante contacto con la realidad empresarial, ya sea realizando proyectos de grado en empresas, ya sea trabajando mientras son estudiantes y a su vez siendo socios de una cooperativa compuesta en un gran porcentaje por estudiantes.
http://www.mondragon.edu/es/estudios/alternancia-estudios-y-trabajo.
Quízás sea un excepción pero puede servir como ejemplo.

Saludos

Unknown dijo...

Estoy total3ante de acuerdo. Lo primero que habríaqe hacer es pensar en relacionar a la empresa con la universidad y los dos últimos años de carrera o el último por lo menos, deberían ser prácticas en empresas, con una valoración final y un proyecto. Así no se puede seguir! Un saludo a todos y estoy totalmente de acuerdo con el artículo

Unknown dijo...

Hola José Manuel, gracias por tu comentario y bienvenido al blog. Me he quedado gratamente sorprendido al ver vuestra oferta formativa, pero especialmente vuestro foco en la conexión entre empresa y estudiante, desde el primer momento.

Ojalá vuestro ejemplo pudiera propagarse.

Unknown dijo...

Gracias Mónica. Yo en cambio adelantaría incluso aún más el contacto con la empresa a los primeros años. Eso no significa necesariamente (aunque no viene mal) que el primer año (como comenta José Manuel) ya se empiecen a crear vínculos. Me refiero a que las temáticas formativas pueden estar desde el comienzo más orientadas a promover actitudes prácticas que serán el día a día en el mundo empresarial (como comentaba Isabel Iglesias).