viernes, 15 de marzo de 2013

Estamos expuestos en La Red

Desde el momento en el que decidimos exponer nuestra marca personal al 'exterior', nuestra identidad, nuestro 'yo digital' está en juego. De cómo lo gestionemos dependerá de cuál sea la percepción que originemos en los demás.


Fuente CC: Ignacio Conejo
Porque esta exposición es total; La Red es global, por lo que los impactos sobre la marca pueden producirse desde cualquier lugar y en cualquier momento. ¿Te has preguntado alguna vez cómo nos ven los demás en La Red?, ¿como expertos en una materia concreta?, ¿como unos idiotas?, ¿cercanos o lejanos?, ¿nos consideran 'influencers' dignos de seguir?, ¿como personas confiables?, ...

Ya desde nuestro primer mensaje en una red social, o nuestra primera participación en un debate en Linkedin, o incluso nuestra primera entrada en nuestro blog, los lectores ya se llevan una primera impresión. Y ésta conduce inevitablemente a un juicio de valor (me gusta / no me gusta), lo que condiciona el que esa persona nos vuelva a seguir o no. Y probablemente no nos dé una segunda oportunidad, bien sabido es lo de "mató un perro y le llamaron mataperros".

Sin embargo, es obvio que una marca no se forma con un único primer mensaje, sino con muchas interacciones, fruto de un trabajo constante, convirtiéndose en un proyecto de largo plazo.

Y es precisamente en la repetición habitual de mensajes donde la exposición de nuestra marca es total, puesto que hace que los demás nos lleguen a reconocer poco a poco. Y cuando alguien nos llega a identificar, se establece una especie de vínculo, débil al principio, que facilita que los demás no sólo se lleven una impresión mucho más clara de nuestra marca, sino que puedan empezar a dialogar con nosotros.

Precisamente por el impacto sobre nuestro 'yo' que tiene la presencia en redes sociales, ello condiciona una serie de responsabilidadesY éstas nos obligan a gestionar una serie de cuestiones, tales como:

  • Recibir feedback. Las redes sociales 2.0 son precisamente eso, caminos de dos direcciones en los que los mensajes fluyen en ambos sentidos, por lo que cualquiera podrá ponerse en contacto con nosotros para hacer críticas constructivas (o destructivas), sugerencias, halagos, peticiones, colaboraciones, ... Ello nos obliga a responder en tiempo y forma.
  • Gestionar la comunidad de seguidores. El crecimiento de una marca 2.0 implica necesariamente que con el tiempo tendremos seguidores; y éstos lo serán porque les interesa quiénes somos, qué contamos y, sobre todo, que les podemos aportar. Y esto ya de por sí es una obligación que nos creamos, puesto que de alguna forma hay que contentarles (generar contenidos, dialogar con ellos, darles valor, ...).
  • Mantener la marca creada y desarrollarla. Crear una marca lleva tiempo, y para poder hacerla crecer es necesario dedicarle tiempo. Sería un contrasentido exponernos en La Red, generar expectativas y luego no corresponder.
Y recuerda, la exposición de nuestra marca personal nos influye directamente, incluso puede condicionar nuestro futuro profesional, ya que los reclutadores usan La Red para analizar los perfiles de candidatos en los que están interesados.

Por tanto, la conclusión quizá más importante de esta entrada es que, nos guste o no, lo queramos o no, las redes sociales, desde el momento en el que decidimos participar, genera en los demás una determinada percepción sobre nosotros; por ello, está en nuestras manos el poder tratar de dirigir dicha percepción, para adecuarla a nuestros intereses. El no ser consciente de esto, puede hacer que las redes sociales perjudiquen nuestra marca, afectando a nuestra reputación.

Hasta mañana.


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