miércoles, 3 de agosto de 2011

Pensar en grande


 
-          ¿De dónde vienes? – preguntó la rana del pozo
-          Del gran océano – respondió la rana del mar
-          ¿Y es muy grande ese océano?
-          Gigantesco
-          ¿Como una cuarta parte de mi pozo, quieres decir?
-          Más grande
-          ¿Más grande?, ¿como la mitad de mi pozo?
-          No, aún más grande
-          ¿Es… es tan grande como este pozo?
-          Mucho más. No hay comparación
-          ¡No es posible!, ¡eso tengo que verlo yo misma!
Y las dos se pusieron en camino. Cuando la rana del pozo vio el océano sufrió tal impresión que la cabeza le estalló en mil pedazos.
Me vienen muchas cosas a la cabeza cuando releo esta fábula, pero hay una concretamente que me suena más. Pensar en grande.
Si tuviera que dar una definición sobre esto probablemente no sería capaz, puede haber múltiples interpretaciones sobre el mismo concepto, aunque quizás todas ellas tengan un trasfondo común.
Personalmente opino que pensar en grande no es algo puntual, un comportamiento que podamos tener en momentos determinados y según la situación; es una actitud ante la vida, y que puede aprenderse con el tiempo mediante nuestras propias experiencias vivenciales, mediante la observación, … y sobre todo puede ‘amplificarse’ si nos encontramos en el contexto necesario que provoque y promueva esa actitud.
Pero ante todo, como tantas otras actitudes, es una decisión personal que nos atañe a cada uno de nosotros. Nadie decide cómo debemos pensar ni cómo actuar; podemos ir ‘ajustándonos’ con el paso del tiempo, eso sí, siempre y cuando tengamos la firme intención de hacerlo. Podemos decidir vivir en nuestro ‘pozo’, o pensar que hay algo más allá, mucho más grande, que nos deparará un sinfín de nuevas experiencias y oportunidades. Y actuar en consecuencia...
En el terreno profesional (y por qué no, también en el personal), nuestro ‘pozo’ está formado por nuestras creencias limitadoras, nuestras suposiciones, nuestros enfoques ‘cortoplacistas’ y sesgados, nuestros planteamientos que dar lugar a las acciones justas y necesarias sin llegar ‘más allá’, …
¿Y cómo llevar esto a la gestión de equipos?, ¿cómo provocar y promover esas actitudes?:

  • Darles toda la información necesaria que les permita tener una visión global.
  • Darles los suficientes recursos que les permitan ser ‘autónomos’ en su día a día.
  • Que el comercial no se sienta como un ‘islote’, que perciba que formar parte de una empresa mucho más grande, cuyos resultados globales son el sumatorio de todos y cada uno de los resultados individuales.
  • Motivarles, premiar las actitudes positivas y ‘a lo grande’. No siempre se podrán llevar a cabo las  acciones planteadas, pero debemos promover sus propuestas. No concibo grandes resultados desde planteamientos ‘pequeños’.
  • Y por supuesto el ejemplo del manager responsable es fundamental, predicar con el ejemplo.


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